31 mar 2012

LA PASIÓN EN VIVO EN CAÑETE DIRIGIDO POR EL PADRE FREDY NOLAZCO

Estos días de Semana Santa si se encuentran por Cañete no se puede perder la "Gran Pasión en Vivo" con mas de un centenar de actores dirigido por el Padre Fredy.
Este evento se realiza en el Santuario Madre del Amor Hermoso en San Vicente de Cañete

DOMINGO DE RAMOS EN LA NORYAUYOS

Las ceremonias litúrgicas de ese día comienzan con la bendición de las palmas y ramos de olivo o laurel que llevan en sus manos los fieles, rememorando el pasaje evangélico.  

Durante la ceremonia de la misa se da lectura al relato completo y dramatizado de la Pasión. Para darle mayor fuerza, suelen hacerlo entre tres personas: uno (el Sacerdote celebrante) leerá las partes de Cristo, otro (elSanedrín) leerá las líneas de los demás personajes y uno tercero (el Cronista) hará de narrador.

La liturgia de este día es una mezcla de alegría y de tristeza: la aclamación de Jesús como rey en su entrada en Jerusalén es pórtico de su pasión. Precede a la eucaristía la bendición y procesión de los ramos, en la que se entonan cánticos alusivos al triunfo de Cristo.

Es de origen muy antiguo, a imitación de la que se realizaba ya en el siglo IV en Jerusalén con asistencia de toda la ciudad y de los monjes de la Laura de Pharan, a nueve kilómetros al nordeste de la ciudad, fundada por San Caritón alrededor del 330. 
La presidía el Patriarca, que, para imitar al Redentor, cabalgaba en un jumento.Pero cualquier nota alegre y triunfante se ahoga al comienzo de la eucaristía, a la que embarga un sentimiento de profundo dolor, que llega a su culmen con la lectura dialogada de la pasión de los sinópticos (San Mateo, ciclo A; San Marcos, B; San Lucas, C), que no va acompañada ni de incienso ni de cirios como de ordinario el evangelio de la misa en señal de duelo.
Hoy a 2000 de distancia en nuestra extensa parroquia de la nor yauyos; cada pueblo según la tradición religiosa heredada de los antepasados, viviremos con algo de realismo la entrada de Jesús en nuestra comunidad, en nuestros hogares y en nuestro corazón.
Por eso durante todo el día se celebrará la ceremonia en el orden siguiente:

CARANIA: 7:30am

MIRAFLORES: 11:00am 

TOMAS: 12:00m

HUANCAYA: 5:00pm

LARAOS: 5:00pm

VITIS: 7:00pm

ALIS: 7:00pm

30 mar 2012

Escríbenos. Sus comentarios son muy importantes


ESCRÍBENOS AL BLOG DE LA PARROQUIA NOR YAUYOS. 
SUS COMENTARIOS SON MUY IMPORTANTES. POR FAVOR, NO SE PRIVE DE HACERLOS.

CHAT:

Get your own Chat Box! Go Large!

OPINIÓN:


@:





O
ESCRÍBENOS...

Católicos SIN COMPLEJOS


Autor: Pablo Cabellos Llorente | Fuente: Catholic.net
 
Católicos sin complejos 
Para quitar complejos a un católico, lo primero es que trate al Dios Uno y Trino  
 
Católicos sin complejos 

He recibido muchos correos a raíz del artículo "Católicos acomplejados". Todos contienen ideas interesantes, algunos solicitan medios para vivir la fe sin complejos, otros se lamentan de la cerrazón a Dios en su ambiente, los hay quejosos por la marginación profesional, social o de los medios de comunicación a que son sometidos, muchos son valientes, decididos y audaces para tener ese talante admirable del cristiano del que habla la Epístola a Diogneto...

 Me he sentido impulsado a escribir de nuevo por si algo puedo ayudar a que nadie permanezca en la queja o en la constatación de un mal ambiente respecto a la fe cristiana.

Me siento deudor de unos referentes que debo citar porque es cierto que no escribo de lo mío o, al menos, muy poco. Esos focos de luz son Jesucristo y el Nuevo Testamento. Luego mis padres, San Josemaría Escrivá, Santo Tomás de Aquino, San Agustín, Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger, ahora Benedicto XVI. Hay muchos más, pero ahí -junto a todo el Magisterio de la Iglesia, especialmente el Vaticano II- están mis puntos fuertes.
Acudiendo al Evangelio, recordamos la escena en la que Marta se queja a Jesús de que su hermana María no le ayuda en las faenas del hogar por escuchar al Señor. Esta es la respuesta de Jesús: "Marta, Marta, tú te ocupas y te inquietas por muchas cosas. En verdad una sola es necesaria". 
Oí muchas veces a San Josemaría que lo único necesario es la santidad. Este Santo fue denominado por Juan Pablo II un contemplativo itinerante porque vivió y predicó la llamada a buscar la santidad, la contemplación, en el medio habitual en el que se desenvuelve nuestra vida. Suyas son estas palabras: "Dios os llama a servirle en y desde las tareas civiles, materiales, seculares de la vida humana: en un laboratorio, en el quirófano de un hospital, en el cuartel, en la cátedra universitaria, en la fábrica, en el taller, en el campo, en el hogar de familia y en todo el inmenso panorama del trabajo, Dios nos espera cada día (...). O sabemos encontrar en la vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca". Juan Pablo II también le llamó el Santo de lo ordinario.

El entonces cardenal Ratzinger escribió el día de su canonización un artículo titulado muy expresivamente: "Dejar obrar a Dios", para afirmar que esa fue una característica capital en la vida del fundador del Opus Dei. ¿Qué une lo ordinario y la contemplación? ¿Qué relación existe entre ese dejar obrar a Dios y sembrar en muchas almas el afán por encontrarle en las actividades más diversas? San Pablo dice a Timoteo que la piedad es útil para todo y, evocándolo, afirmará san Josemaría que el remedio de los remedios es la piedad. Quien, ante la sorpresa de muchos, predicaba en los años treinta que la esencia de la vocación al Opus Dei es trabajar y santificar el trabajo, no dudaba en afirmar que lo primero en la vida de estas mujeres y hombres -algo muy aplicable a cualquier otro cristiano corriente- son las normas de piedad -Santa Misa, oración mental, rosario, etc.- junto a los sacramentos. Es decir, la esencia, la médula, se perdería sin ese trato continuo con el Señor.
Se ven recogidas dos ideas expresas y otras latentes. Para quitar complejos a un católico, lo primero es que trate al Dios Uno y Trino. Hay muchas formas de hacerlo, aunque algunas ineludibles: la oración, porque no se ama lo que no se conoce, y la vida sacramental, principalmente la Eucaristía y la Confesión: ahí están los cauces ordinarios de la gracia. Estas son las armas del cristiano. El segundo gran tema es trabajar bien y cara a Dios: convirtiendo el trabajo en oración, que no significa poner la atención en dos asuntos simultáneamente, sino trabajar con perfección humana (competencia profesional) y con perfección cristiana (por amor a la voluntad de Dios y en servicio de los hombres), como afirmaba San Josemaría en una entrevista recogida en Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer. Eso exige saberse mirados amorosamente por Dios, hacerlo todo por Él y ejercitar muchas virtudes al trabajar.
Lo implícito: primero, la formación para conocer mejor a Jesucristo, por ejemplo, a través del Catecismo de la Iglesia Católica: no bastaría una piedad ayuna de doctrina. Y después, ocuparnos de ofertar a los demás la alegría de creer, de saberse otro Cristo y, así, hijo de Dios. Con humildad, porque todo es don.
 

 
Animacion3-1.gif

La Semana Santa





Es la semana más intensa del Año Litúrgico, en la cual se reza y reflexiona sobre la Pasión y Muerte de Cristo. 
Explicación de la celebración
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.
A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
Domingo de Ramos:

Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa.
Jueves Santo:
Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.
Viernes Santo:
Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Via Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.

Sábado Santo o Sábado de Gloria:
Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “ la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.
Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua:
Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.
¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?
El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena.
En la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas, recitar bendiciones y cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.
"Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte"


30 frases para pensar




Cuando uno empieza a repartir, pronto empieza a recibir.

¿Has notado que el trabajador más eficaz es el que generalmente está más ocupado?

La más grande de todas las reglas del éxito es ésta: hacer a los demás lo mismo que haría si usted fuera los demás.

La imaginación es el taller del alma, el lugar donde se da forma a todos los planes para la realización individual.

La mente más penetrante es la que ha sido estimulada por la experiencia práctica.

La mente sirve mejor cuanto más se usa.

Tu verdadera edad viene determinada por tu actitud mental, no por los años que has vivido.

Una sonrisa anima el aspecto, hace sentir mejor y no cuesta nada.

Se puede conquistar a una persona con el afecto antes que con odio.

Quienes generosamente dan felicidad siempre tienen grandes reservas de ella.

El mejor momento para cuidarse es antes de caer enfermo.

Poco das cuando das alguno de tus bienes. Es al dar algo de ti mismo cuando verdaderamente das.

Estamos tan acostumbrados a llevar un disfraz delante de los demás, que al final no podemos reconocernos a nosotros mismos.

Las personas que intentan hacer algo y fracasan están definitivamente mejor que los que tratan de no hacer nada y lo consiguen.

La felicidad no consiste en tener lo que quieres, sino en querer lo que tienes.

Saber no es suficiente; debemos aplicar. Desear no es suficiente, debemos hacer.

El mayor acto de fe es cuando una persona decide que no es Dios.

Ten paciencia con todas las cosas, pero ante todo contigo mismo.

En las montañas de la verdad nunca escalas en vano.

Cuando no podemos encontrar tranquilidad dentro de nosotros mismos es inútil buscarla en otra parte.

Rezas cuando estás afligido y cuando estás necesitado; ojalá pudieras rezar también en la plenitud de tu alegría y en tus días de abundancia.

Las personas se vuelven malas y culpables porque hablan y actúan sin prever los resultados de sus palabras y hechos.

Tu vida real es a menudo la vida que no llevas.

Si un hombre habla o actúa con el pensamiento puro, la felicidad le sigue como una sombra que nunca le deja.

No llegamos a conocer a las personas cuando se acercan a nosotros; debemos acercarnos a ellas para averiguar cómo son.

Vive cada día como si tu vida acabase de empezar.

Algunas personas siempre se están quejando de que las rosas tienen espinas; yo estoy agradecido porque las espinas tienen rosas.

Debemos cambiar, renovarnos, rejuvenecernos siempre; de lo contrario, nos endurecemos.

Examina tu propio corazón; lo que te duele de los demás en ti mismo puede estar.

Lo más grande del mundo es saber ser uno mismo. 

PARA LOS QUE NO SE ENCUENTRAN PECADOS


Autor: Remedios Falaguera | Fuente: Catholic.net
Para los que no se encuentran pecados
Nos estamos olvidando de mirarnos a nosotros mismos, siempre responsabilizamos a los demás de nuestros problemas

Para los que no se encuentran pecados
Para los que no se encuentran pecados
“Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida” (San Agustín, Confesiones)

Hace más o menos un año, en una entrevista publicada en El País, la actriz Blanca Portillo señalaba muy sabiamente: “Nos estamos olvidando de mirarnos a nosotros mismos, siempre responsabilizamos a los demás de nuestros problemas, nos consentimos a nosotros mismos demasiado y nos perdonamos todo; mirando los defectos de los demás acabas sin ver los tuyos y uno mismo nunca es responsable de nada; la verdad es que si fuéramos honestos con las consecuencias de nuestros actos crearíamos un mundo más humano y más generoso“.

Dicho de otro modo: nos resulta demasiado fácil ver los defectos de los demás y los juzgamos tan a la ligera que nos parecen hasta “normales” las criticas, burlas, e incluso, los comentarios destructivos, sin darnos cuenta que entramos en un juego peligroso que puede destruir la fama, no solo de todo aquel que sea diana de nuestros comentarios, sino de nosotros mismos. Como dice el Catecismo de la Iglesia: “Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo (por ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado, compensar las heridas). Y añade: “La simple justicia exige esto. Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo”. (Cat.1459)


Esta actitud nos envenena por dentro generando en nuestro interior un sabor amargo lleno de insatisfacciones que se reflejan negativamente en nuestra vida cotidiana y que no pasa desapercibida a los que tenemos más cerca: nuestra familia, amigos y compañeros.
Y nos plantea una realidad aún más negativa: la corrupción de nuestros corazones, raíz de todos nuestros males: la mentira, el rencor, el odio, las envidias, la injusticia,… “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre“.(Marcos 7,21-23)

Ilustrémonos con esta historia: Cuentan que una pareja de recién casados se mudó de casa. La primera mañana, mientras tomaban café, la mujer reparó a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero.

-¡Qué sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero…! - Le comentó a su marido. Quizás necesita un jabón nuevo… ¡Ojala pudiera ayudarla a lavar las sábanas!

El marido la miró sin decir palabra alguna.
Cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, viendo a través de la ventana, como la vecina tendía su colada.

Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas blancas, como nuevas, y dijo al marido: ¡Mira, por fin ha aprendido a lavar la ropa!¿Le enseñaría otra vecina?
El marido le respondió:
-¡No, hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana!

Imagino la cara de estupor de la mujer de esta pequeña historia a la que le vendría muy bien leer, a modo de moraleja, las palabras del Señor que dicen: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.” (Mt 7, 1-6)

Y dado que estamos en Cuaresma, tiempo de mortificación, reparación y cambio profundo en nuestra vida, podríamos aprovechar algún momento de las bien merecidas vacaciones para reflexionar con este examen de conciencia, dirigido “para aquellos de vosotros que, gracias a Dios, no soléis incurrir en actos gravemente pecaminosos, y que, por otra parte, experimentáis cierta dificultad a la hora de encontrar materia de la que acusaros en la Confesión”.

Dice así:
“Quizá pueda serviros de orientación la siguiente lista, hecha a vuela pluma, y con escasas pretensiones y que bien podría titularse algo así como “elenco muy incompleto de defectos y actitudes defectuosas en que suelen incurrir las buenas personas".

Como podréis observar, no se trata, en general, de cosas en sí necesariamente graves, sino de modos de ser, de pensar o de actuar que, aparte de desagradar a Dios, pueden hacer daño al alma y dificultar la vida de los demás. ¿Os imagináis, por ejemplo, lo dura que podemos hacer la vida de quienes con nosotros conviven -y más si de nosotros dependen- cuando nos dejamos dominar por el pesimismo, la intransigencia o la tacañería?

“Hemos de convencernos de que el mayor enemigo de la roca no es el pico o el hacha, ni el golpe de cualquier otro instrumento, por contundente que sea: es ese agua menuda, que se mete, gota a gota, entre las grietas de la peña, hasta arruinar su estructura. El peligro más fuerte para el cristiano es despreciar la pelea en esas escaramuzas que calan poco a poco en el alma, hasta volverla blanda, quebradiza e indiferente, insensible a las voces de Dios".

Se trata de saber si somos -y si desde la última Confesión se nos ha notado claramente-, aparte de otras cosas más gordas:

caprichosos, tozudos, intransigentes, coléricos, irascibles, agresivos, discutidores implacables, quejicas, malhumorados, envidiosos, protestones por sistema, egoistones, susceptibles, tacaños, mezquinos, propensos al complejo de víctima, perezosos, comodones, flojos, sensuales, equilibristas de la impureza, noveleros, excesivamente soñadores, suavemente materialistas, irresponsables, frívolos, vacíos, superficiales, inconstantes, mentirosos, tramposos, faltos de autenticidad, desordenados, chapuceros, vanidosos, arrogantes, engreídos, impuntuales, rencorosos, murmuradores, chismosos, mal pensados, difamadores, duros para la comprensión, brutos en al expresión, mal dispuesto contra todo y todos, despreciativos, faltos de espíritu universal, fácilmente injustos, ingratos, desagradecidos, poco propicios a la generosidad, indiferentes hacia los demás, aislacionistas, individualistas, sembradores de pesimismo, incrédulos por comodidad, irreverentes, poco piadosos, faltos de visión sobrenatural, faltos de confianza en Dios, sordos a su voluntad, propensos a olvidarnos de El, distraídos en la liturgia, poco devotos de la Virgen.

Y examinar también:
si despreciamos el tiempo,
si vivimos permanentemente descontentos,
si nos falta sentido del pudor,
si estamos excesivamente seguros de las propias ideas,
si nos sentimos como reyes no reconocidos o injustamente destronados, y, en consecuencia, siempre enfadados,
si en todas las cosas estamos contra,
si vivimos exageradamente inquietos por el porvenir,
si no nos preocupa el sufrimiento ajeno ni las injusticias,
si sólo somos amables cuando nos conviene,
si somos propensos a instrumentalizarlo todo hacia lo que nos conviene,
si carecemos del “sentido del otro",
si pactamos fácilmente con la injusticia,
si siempre lo vemos todo desde el punto de vista propio,
si solemos pasar factura a los demás, por lo que hacemos o nos parece hacer por ellos,
si no damos limosna ni por casualidad,
si somos negligentes en la educación de los hijos, quizá con el pretexto del mucho trabajo,
si somos negligentes en la atención debida a los padres, esposa o esposo,
si aumentamos innecesariamente la carga de los demás con caprichos y nuevas necesidades,
si sólo nos preocupamos de que nuestros padres nos complazcan, y rara vez les damos una alegría,
si exigimos mucho y damos poco,
si aceptamos la mediocridad en las cosas de Dios,
si tenemos tendencia a confiar más en nosotros mismos que en la gracia,
si descuidamos la oración personal,
si no procuramos adquirir la debida formación religiosa,
si damos por supuesto que el apostolado es cosa de los otros,
si vivimos esquivando las cruces que nos santificarían,
si sentimos celos por el progreso espiritual de los otros,
si nos falta fe en el Magisterio de la Iglesia,
si tenemos tendencia a criticarla,
si nos consideramos el mejor intérprete del Vaticano II,
si contribuimos al desprestigio de las personas consagradas a Dios,
si somos tacaños en la ayuda económica a la Iglesia,
si llegamos habitualmente tarde a Misa,
si descuidamos el ayuno y la abstinencia,
si… , etc.

Después de esta relación meramente ejemplificativa, ¿continuaréis pensando algunos que todavía es difícil hallar -aun sin emplear demasiado tiempo-, cinco, seis, siete o diez pecados o defectos gordos de los que acusaros? Y si fuese así, ¿no sería cosa de ir pensando en introducir vuestro proceso de canonización?
Ya os dais cuenta de que ese elenco no es sino un cajón de sastre, donde hay cosas que pueden ser, o llegar a ser, incompatibles con una vida cristiana de verdad; y cosas menos importantes, si se lucha contra ellas.

Y si, refiriéndoos a estas últimas, me dijeseis que son pequeñeces, yo podría responderos con palabras ajenas, muy llenas de razón y muy experimentadas: “Sí, verdaderamente: pero esas pequeñeces son el aceite, nuestro aceite, que mantienen viva la llama y encendida de la luz". Tomado del libro:ALFONSO REY. El sacramento de la Penitencia. Ed. Palabra. Madrid 1977/

Y para terminar, ¿Qué mejor que esta referencia a Nuestra Señora en estos momentos que recordamos la Pasión de nuestro Señor que se hacen tan amargos para nuestra Madre María?

No estamos solos. De hecho, nadie como Ella conoce mejor nuestros corazones y sabe comprender nuestras palabras y gestos para presentárselas al Señor con una sonrisa cómplice de la que se sabe Mediadora de todas las gracias. Y ante nuestras vacilaciones, penas e imperfecciones nos susurra al oído: “No pasa nada, ven conmigo. Yo te acompáñame y te enseñaré el camino”.

Porqué, ¿a quién se dirige un niño pequeño cuando quiere que se le perdone por alguna “trastada” que acaba de cometer? No hay ninguna duda. Primero, a su madre, ¡claro! El sabe que ella le quiere con locura. Que a pesar de la regañina justa y necesaria para hacerle mejor persona, mejor hijo de Dios, ella le perdonará, y le ofrecerá su ayuda para corregirse y luchar contra las malas inclinaciones.

Recuerda: “María, Madre de Dios y Madre nuestra, nunca falla porque es madre. “Antes, solo, no podías… —Ahora, has acudido a la Señora, y, con Ella, ¡qué fácil!”(S. Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 513) 

Video: en 50 palabras resumen el Antiguo Testamento y el Evangelio


Os dejo otro vídeo. Esta vez es un resumen del Antiguo Testamento y el Evangelio en tan solo 50 palabras. Aquí está:






http://www.opusdeialdia.org/

Video (1min) sobre cuaresma y confesion: get clean


opus dei
Vídeo "GET CLEAN" (1 min): un mensaje claro sobre la limpieza de los pecados a traves de la confesión. Viene muy bien ahora que estamos en Cuaresma.

Aqui os dejo el video que seguro que os va a gustar :)

Sexualidad y pornografía: un video para adultos que deben ver los jóvenes

Antonio González publicó en su blog de Opus Dei al día un interesante video sobre sexualidad. Un video para adultos que deben ver los jóvenes. Dura 47 minutos, así que tómense el tiempo para aprovecharlo bien.

El Papa en Cuba 2012 en videos (3)



28 de marzo de 2012

El Santo Padre presidió a las 9.00 de la mañana la Misa concelebrada en la plaza de la Revolución de La Habana “José Martí”, ante miles de fieles llegados para la ocasión de toda Cuba. Ofrecemos a continuación algunos extractos de la homilía de Benedicto XVI:

(…) “«Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». En este texto del Evangelio que se ha proclamado, Jesús se revela como el Hijo de Dios Padre, el Salvador, el único que puede mostrar la verdad y dar la genuina libertad. Su enseñanza provoca resistencia e inquietud entre sus interlocutores. (…) Aun así, los conmina a creer, a mantener la Palabra, para conocer la verdad que redime y dignifica”.


“En efecto, la verdad es un anhelo del ser humano, y buscarla supone siempre un ejercicio de auténtica libertad. Muchos, sin embargo, prefieren los atajos e intentan eludir esta tarea. Algunos, como Poncio Pilato, ironizan con la posibilidad de poder conocer la verdad, proclamando la incapacidad del hombre para alcanzarla o negando que exista una verdad para todos. Esta actitud, como en el caso del escepticismo y el relativismo, produce un cambio en el corazón, haciéndolos fríos, vacilantes, distantes de los demás y encerrados en sí mismos. Personas que se lavan las manos como el gobernador romano y dejan correr el agua de la historia sin comprometerse”.

“Por otra parte, hay otros que interpretan mal esta búsqueda de la verdad, llevándola a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en «su verdad» e intentando imponerla a los demás. (…) Sin embargo, quien actúa irracionalmente no puede llegar a ser discípulo de Jesús. Fe y razón son necesarias y complementarias en la búsqueda de la verdad. Dios creó al hombre con una innata vocación a la verdad y para esto lo dotó de razón. No es ciertamente la irracionalidad, sino el afán de verdad, lo que promueve la fe cristiana”. (...)


“Además, la verdad sobre el hombre es un presupuesto ineludible para alcanzar la libertad, pues en ella descubrimos los fundamentos de una ética con la que todos pueden confrontarse, y que contiene formulaciones claras y precisas sobre la vida y la muerte, los deberes y los derechos, el matrimonio, la familia y la sociedad, en definitiva, sobre la dignidad inviolable del ser humano. Este patrimonio ético es lo que puede acercar a todas las culturas, pueblos y religiones, las autoridades y los ciudadanos, y a los ciudadanos entre sí, a los creyentes en Cristo y a quienes no creen en Él”.

“El cristianismo, al resaltar los valores que sustentan la ética, no impone, sino que propone la invitación de Cristo a conocer la verdad que hace libres. (…) En Cristo hallamos la verdad sobre Dios y sobre el hombre. Él nos ayuda a derrotar nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime. El que obra el mal, el que comete pecado, es esclavo del pecado y nunca alcanzará la libertad. Sólo renunciando al odio y a nuestro corazón duro y ciego seremos libres, y una vida nueva brotará en nosotros”. (…)


“La Iglesia vive para hacer partícipes a los demás de lo único que ella tiene, y que no es sino Cristo, esperanza de la gloria. Para poder ejercer esta tarea, ha de contar con la esencial libertad religiosa, que consiste en poder proclamar y celebrar la fe también públicamente, llevando el mensaje de amor, reconciliación y paz que Jesús trajo al mundo. Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe. Sin embargo, es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales de la Nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana”.


“El derecho a la libertad religiosa, tanto en su dimensión individual como comunitaria, manifiesta la unidad de la persona humana, que es ciudadano y creyente a la vez. Legitima también que los creyentes ofrezcan una contribución a la edificación de la sociedad. Su refuerzo consolida la convivencia, alimenta la esperanza en un mundo mejor, crea condiciones propicias para la paz y el desarrollo armónico (…). Cuando la Iglesia pone de relieve este derecho, no está reclamando privilegio alguno. Pretende sólo ser fiel al mandato de su divino fundador, consciente de que donde Cristo se hace presente, el hombre crece en humanidad (...). Por eso, ella busca dar este testimonio en su predicación y enseñanza, tanto en la catequesis como en ámbitos escolares y universitarios. Es de esperar que pronto llegue aquí también el momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar”.


“Ejemplo preclaro de esta labor fue el insigne sacerdote Félix Varela, educador y maestro, hijo ilustre de esta ciudad de La Habana, que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar a su pueblo. El Padre Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta trasformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues «no hay patria sin virtud». Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a seguir el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad”.

Encuentro del Papa con el ex presidente Fidel Castro

Después de presidir la Misa en la Plaza de la Revolución de La Habana, Benedicto XVI se encontró en la nunciatura apostólica con el ex presidente cubano, Fidel Castro.



“He tomado la decisión de pedir algunos momentos de su tiempo, que sé está lleno de compromisos -había dicho Castro- cuando supe que le habría agradado este modesto y sencillo contacto”. El encuentro, según informa Radio Vaticana, duró alrededor de media hora. El ex presidente dijo al Santo Padre que le había agradado mucho la beatificación de Madre Teresa de Calcuta, gran benefactora de Cuba, y la de Juan Pablo II, “un hombre que al entrar en contacto especialmente con los niños y los humildes del pueblo suscitaba invariablemente sentimientos de afecto”. Por su parte, Benedicto XVI habló de su alegría por estar en Cuba y de la cordialidad con que había sido acogido.


Fidel Castro planteó al Papa algunas cuestiones sobre los cambios en la liturgia y el papel del pontífice. Benedicto XVI respondió hablando de los encuentros con los pueblos y del servicio a la Iglesia universal. El ex presidente abordó también la difícil situación de la humanidad en nuestra época, y el Papa se refirió a la falta de reconocimiento de la presencia de Dios y a la importancia fundamental de la relación entre fe y razón. Al final, Castro pidió al pontífice que le enviase algunos libros para profundizar mejor los temas afrontados en el encuentro, y Benedicto XVI respondió diciendo que pensará qué textos mandarle. Por último, el ex presidente presentó al Papa a su mujer y dos de sus hijos.


Ceremonia de despedida

Benedicto XVI se despidió de Cuba recordando la profunda huella que esa nación dejó en su predecesor, el beato Juan Pablo II, cuando la visitó como “mensajero de la verdad y la esperanza”. El pontífice reiteró que había ido a Cuba como peregrino de la caridad para dar gracias a la Virgen María, que acompaña el camino de la Iglesia en la isla e infunde ánimos a todos los cubanos para que, “de la mano de Cristo, descubran el genuino sentido de los afanes y anhelos que anidan en el corazón humano, y alcancen la fuerza necesaria para construir una sociedad solidaria, en la que nadie se sienta excluido”.


En el aeropuerto José Martí, de La Habana, -al que llegó aclamado durante el trayecto en papamóvil por decenas de miles de personas-, el Santo Padre agradeció al presidente de Cuba y a las demás autoridades del país “el interés y la generosa colaboración dispensada” para el buen desarrollo de su viaje. También dio las gracias a la conferencia episcopal y a cuantos han contribuido a esta visita sin escatimar esfuerzos ni sacrificios. “Me llevo en lo más profundo de mi ser -dijo- a todos y a cada uno de los cubanos, que me han rodeado con su oración y afecto, brindándome una cordial hospitalidad y haciéndome partícipe de sus más hondas y justas aspiraciones”.

Video con las palabras íntegras en el discurso de despedida

“Vine aquí como testigo de Jesucristo, convencido de que, donde Él llega, el desaliento deja paso a la esperanza, la bondad despeja incertidumbres y una fuerza vigorosa abre el horizonte a inusitadas y beneficiosas perspectivas”, afirmó el Santo Padre. Y manifestó el deseo de que el mensaje de salvación de Cristo fortalezca el entusiasmo y la solicitud tanto de los obispos cubanos como de cuantos colaboran con ellos en la tarea de evangelización, sobre todo de los laicos, para que “intensificando su entrega a Dios en medio de sus hogares y trabajos, no se cansen de ofrecer responsablemente su aportación al bien y al progreso integral de la patria”.

“El camino que Cristo propone a la humanidad, y a cada persona y pueblo en particular, en nada la coarta, antes bien es el factor primero y principal para su auténtico desarrollo. Que la luz del Señor, que ha brillado con fulgor en estos días, no se apague en quienes la han acogido y ayude a todos a estrechar la concordia y a hacer fructificar lo mejor del alma cubana, sus valores más nobles, sobre los que es posible cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada. Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales. Situación que se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del País pesan negativamente sobre la población”.


“Concluyo aquí mi peregrinación, pero continuaré rezando fervientemente para que ustedes sigan adelante y Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad, en un clima de serena fraternidad. El respeto y cultivo de la libertad que late en el corazón de todo hombre es imprescindible para responder adecuadamente a las exigencias fundamentales de su dignidad, y construir así una sociedad en la que cada uno se sienta protagonista indispensable del futuro de su vida, su familia y su patria”.

“La hora presente reclama de forma apremiante que en la convivencia humana, nacional e internacional, se destierren posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales que tienden a hacer más arduo el entendimiento e ineficaz el esfuerzo de colaboración. Las eventuales discrepancias y dificultades se han de solucionar buscando incansablemente lo que une a todos, con diálogo paciente y sincero, comprensión recíproca y una leal voluntad de escucha que acepte metas portadoras de nuevas esperanzas”.

“¡Cuba -exclamó el pontífice- reaviva en ti la fe de tus mayores, saca de ella la fuerza para edificar un porvenir mejor, confía en las promesas del Señor, abre tu corazón a su Evangelio para renovar auténticamente la vida personal y social!”


“A la vez que les digo mi emocionado adiós, pido a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre que proteja con su manto a todos los cubanos, los sostenga en medio de las pruebas y les obtenga del Omnipotente la gracia que más anhelan. ¡Hasta siempre, Cuba, tierra embellecida por la presencia materna de María! Que Dios bendiga tus destinos”.

Después de su discurso, Benedicto XVI emprendió el regreso a Roma, adonde llegó esta mañana a las 10.30, tras un viaje de 10 horas y media de duración.

28 mar 2012

El Papa en Cuba 2012 en videos (2)


27 de marzo de 2012

A las 9.30 de la mañana el Santo Padre llegó al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, donde fue acogido por el arzobispo de Santiago y el Rector. El Papa se detuvo a rezar ante el Santísimo, y, seguidamente, ante la imagen de Santa María, encendiendo una vela y recitando la oración de la Virgen de la Caridad del Cobre, ritual del Año Jubilar que concede a los peregrinos la indulgencia plenaria.


A continuación, desde la entrada principal, saludó y bendijo a los fieles reunidos en la plaza y en la larga escalinata que lleva al santuario: “Reciban el cariño del Papa -dijo Benedicto XVI- y llévenlo por doquier, para que todos experimenten el consuelo y la fortaleza en la fe. Hagan saber a cuantos se encuentran cerca o lejos que he confiado a la Madre de Dios el futuro de su Patria, avanzando por caminos de renovación y esperanza, para el mayor bien de todos los cubanos. También he suplicado a la Virgen Santísima por las necesidades de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves momentos de dificultad. He puesto asimismo en su inmaculado Corazón a los jóvenes, para que sean auténticos amigos de Cristo y no sucumban a propuestas que dejan la tristeza tras de sí”.

“Ante María de la Caridad, también me he acordado de modo particular de los cubanos descendientes de quienes llegaron aquí desde África, así como de la cercana población de Haití, que aún sufre las consecuencias del conocido terremoto de hace dos años. Y no he olvidado a tantos campesinos y a sus familias, que desean vivir intensamente en sus hogares el Evangelio, y ofrecen también sus casas como centros de misión para la celebración de la Eucaristía”.

“A ejemplo de la Santísima Virgen -dijo el Pontífice para concluir- animo a todos los hijos de esta querida tierra a seguir edificando la vida sobre la roca firme que es Jesucristo, a trabajar por la justicia, a ser servidores de la caridad y a perseverar en medio de las pruebas. Que nada ni nadie les quite la alegría interior, tan característica del alma cubana”.

La historia de la Virgen de la Caridad del Cobre y de su santuario, el lugar de peregrinación más venerado de Cuba, comienza en 1606, cuando tres pescadores -dos indios y un esclavo negro- encontraron una imagen de madera de la Madre de Cristo que flotaba sobre las aguas de la Bahía de Nipe, con la inscripción “soy la Virgen de la Caridad”. La estatua fue llevada a la mina de El Cobre, y en esta localidad surgió el primer santuario en 1684. En 1801 fue leído en el Santuario el “Manifiesto por la libertad de los esclavos de las minas de El Cobre”, gracias al compromiso del capellán en favor de los esclavos. En 1916, el Papa Benedicto XV proclamó la Virgen de la Caridad patrona de Cuba. El santuario actual fue inaugurado en 1927; Pablo VI le confirió el título de Basílica Menor en 1977.

Visita de cortesía al presidente de Cuba: el Papa pide se reestablezca la festividad del Viernes Santos

Finalizada la visita al santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, el Santo Padre se trasladó al aeropuerto de Santiago de Cuba para viajar a La Habana, capital de la isla.

El Papa llegó al aeropuerto José Martí a las 12,00, hora local (19,00 hora de Roma), donde le esperaban el presidente Raúl Castro -cuya presencia no estaba prevista-; el cardenal Jaime Ortega y Alamino, arzobispo de San Cristóbal de La Habana; algunas autoridades locales y centenares de niños que lo acogieron con flores blancas y amarillas.
Después de almorzar en la nunciatura apostólica de La Habana, Benedicto XVI se desplazó en automóvil al Palacio de la Revolución -sede desde 1965 del Consejo de Estado, la Oficina Presidencial, el Consejo de Ministros y el Comité Central del Partido Comunista Cubano- para efectuar una visita de cortesía al presidente Raúl Castro.
El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, S.I., que calificó el coloquio como “largo, cordial y sereno”, explicó que durante el mismo se habló de la condición del pueblo cubano, comprendidas las temáticas humanitarias; y de las expectativas de la Iglesia para el servicio del bien común. El Papa, agregó el director de la Oficina de Prensa, efectuó una petición muy específica: el restablecimiento de la festividad del Viernes Santo.
Al final del encuentro, el Papa y el presidente intercambiaron regalos. Benedicto XVI entregó a Raúl Castro una facsímil de la “Geographia” de Tolomeo”, y el presidente de Cuba correspondió con una reproducción de bronce de la Virgen del Cobre. Después, el Santo Padre regresó a la nunciatura apostólica, donde cenó con los obispos cubanos.

Tomado de actualidadyanalisis.blogspot.com

El Papa en Cuba 2012 en videos (1)


26 de marzo de 2012

“Vengo a Cuba como peregrino de la caridad, para confirmar a mis hermanos en la fe y alentarles en la esperanza, que nace de la presencia del amor de Dios en nuestras vidas. Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados”.


Estas fueron las palabras de Benedicto XVI al comenzar su visita apostólica a Cuba, donde llegó ayer noche procedente de México. El Papa fue recibido en el aeropuerto de Santiago de Cuba, la segunda ciudad de la isla, por el presidente Raúl Castro, el arzobispo Dionisio Guillermo García Ibáñez, presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba y el cardenal Jaime Ortega y Alamino, arzobispo de La Habana.


El Papa recordó en su discurso la “huella imborrable” que dejó en la isla la visita del beato Juan Pablo II. “Para muchos, creyentes o no -dijo- su ejemplo y sus enseñanzas constituyen una guía luminosa que les orienta tanto en la vida personal como en la actuación pública al servicio del bien común de la Nación. En efecto, su paso por la isla fue como una suave brisa de aire fresco que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba, despertando en muchos una renovada conciencia de la importancia de la fe, alentando a abrir los corazones a Cristo, al mismo tiempo que alumbró la esperanza e impulsó el deseo de trabajar audazmente por un futuro mejor. Uno de los frutos importantes de aquella visita fue la inauguración de una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espíritu de mayor colaboración y confianza, si bien todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente por cuanto se refiere a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad”.


También habló el Santo Padre del cuatrocientos aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre cuya “entrañable figura ha estado desde el principio muy presente tanto en la vida personal de los cubanos como en los grandes acontecimientos del País, de modo muy particular durante su independencia, siendo venerada por todos como verdadera madre del pueblo cubano”.

La devoción a 'la Virgen Mambisa', agregó “ha sostenido la fe y ha alentado la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana y sus derechos fundamentales; y continúa haciéndolo aún hoy con más fuerza, dando así testimonio visible de la fecundidad de la predicación del evangelio en estas tierras, y de las profundas raíces cristianas que conforman la identidad más honda del alma cubana”. Benedicto XVI afirmó después que, como tantos peregrinos a lo largo de los siglos, irá a El Cobre para agradecer a la Virgen “sus desvelos por todos sus hijos cubanos y pedirle su intercesión para que guíe los destinos de esta amada Nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación”.

El pontífice se refirió después a la difícil situación económica que viven hoy muchas partes del mundo y que “no pocos concuerdan en situar en una profunda crisis de tipo espiritual y moral, que ha dejado al hombre vacío de valores y desprotegido frente a la ambición y el egoísmo de ciertos poderes que no tienen en cuenta el bien auténtico de las personas y las familias. No se puede seguir por más tiempo en la misma dirección cultural y moral que ha causado la dolorosa situación que tantos experimentan. En cambio, el progreso verdadero tiene necesidad de una ética que coloque en el centro a la persona humana y tenga en cuenta sus exigencias más auténticas, de modo especial su dimensión espiritual y religiosa. Por eso, en el corazón y el pensamiento de muchos, se abre paso cada vez más la certeza de que la regeneración de las sociedades y del mundo requiere hombres rectos, de firmes convicciones morales y altos valores de fondo que no sean manipulables por estrechos intereses, y que respondan a la naturaleza inmutable y trascendente del ser humano”.


“Estoy convencido -concluyó- de que Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes, a lo que cooperará ese inmenso patrimonio de valores espirituales y morales que han ido conformando su identidad más genuina, y que se encuentran esculpidos en la obra y la vida de muchos insignes padres de la patria, como el Beato José Olallo y Valdés, el Siervo de Dios Félix Varela o el prócer José Martí. La Iglesia, por su parte, ha sabido contribuir diligentemente al cultivo de esos valores mediante su generosa y abnegada misión pastoral, y renueva sus propósitos de seguir trabajando sin descanso por servir mejor a todos los cubanos”.

Misa multitudinaria en Santiago de Cuba

Por la tarde, doscientas mil personas participaron en la Misa presidida a las 17,30 (hora local) por Benedicto XVI en la plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba, con motivo del cuatrocientos aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla. Entre las personalidades se encontraba el jefe de Estado Raúl Castro.


Antes de la celebración, que tuvo lugar bajo una copiosa lluvia, la imagen original de la Virgen del Cobre fue expuesta en la plaza. El Papa, con motivo de la solemnidad de la Anunciación, ofreció a la Madre de Dios, una rosa de oro.

En la homilía el Santo Padre agradeció “el sacrificio y dedicación” con que los cubanos han preparado el Jubileo Mariano y manifestó su emoción por el fervor con que el que María “ha sido saludada e invocada (...) en su peregrinación por todos los rincones y lugares de la Isla”.

“Estos acontecimientos importantes de la Iglesia en Cuba -observó- se ven iluminados con inusitado resplandor por la fiesta que hoy celebra la Iglesia universal: la anunciación del Señor a la Virgen María. En efecto, la encarnación del Hijo de Dios es el misterio central de la fe cristiana, y en él, María ocupa un puesto de primer orden”


“En María -explicó el Papa- el Hijo de Dios se hace hombre. (…) El apóstol san Juan lo expresa de la siguiente manera: 'Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros' La expresión 'se hizo carne' apunta a la realidad humana más concreta y tangible. En Cristo, Dios ha venido realmente al mundo, ha entrado en nuestra historia, ha puesto su morada entre nosotros, cumpliéndose así la íntima aspiración del ser humano de que el mundo sea realmente un hogar para el hombre. En cambio, cuando Dios es arrojado fuera, el mundo se convierte en un lugar inhóspito para el hombre, frustrando al mismo tiempo la verdadera vocación de la creación de ser espacio para la alianza, para el 'sí' del amor entre Dios y la humanidad que le responde. Y así hizo María como primicia de los creyentes con su 'sí' al Señor sin reservas.”

“Por eso, al contemplar el misterio de la encarnación no podemos dejar de dirigir a ella nuestros ojos (...) al ver cómo nuestro Dios, al entrar en el mundo, ha querido contar con el consentimiento libre de una criatura suya. Sólo cuando la Virgen respondió al ángel, (…) el Verbo eterno del Padre comenzó su existencia humana en el tiempo. Resulta conmovedor ver cómo Dios no sólo respeta la libertad humana, sino que parece necesitarla. Y vemos también cómo el comienzo de la existencia terrena del Hijo de Dios está marcado por un doble 'sí' a la voluntad salvífica del Padre, el de Cristo y el de María. Esta obediencia a Dios es la que abre las puertas del mundo a la verdad, a la salvación. En efecto, Dios nos ha creado como fruto de su amor infinito, por eso vivir conforme a su voluntad es el camino para encontrar nuestra genuina identidad, la verdad de nuestro ser, mientras que apartarse de Dios nos aleja de nosotros mismos y nos precipita en el vacío. La obediencia en la fe es la verdadera libertad, la auténtica redención, que nos permite unirnos al amor de Jesús en su esfuerzo por conformarse a la voluntad del Padre. La redención es siempre este proceso de llevar la voluntad humana a la plena comunión con la voluntad divina”.

“La Virgen María, por su papel insustituible en el misterio de Cristo, representa la imagen y el modelo de la Iglesia. También la Iglesia, al igual que hizo la Madre de Cristo, está llamada a acoger en sí el misterio de Dios que viene a habitar en ella. Queridos hermanos, sé con cuánto esfuerzo, audacia y abnegación trabajan cada día para que, en las circunstancias concretas de su País, y en este tiempo de la historia, la Iglesia refleje cada vez más su verdadero rostro como lugar en el que Dios se acerca y encuentra con los hombres”.


“La Iglesia, cuerpo vivo de Cristo, -subrayó- tiene la misión de prolongar en la tierra la presencia salvífica de Dios, de abrir el mundo a algo más grande que sí mismo, al amor y la luz de Dios (…) Les aliento en su tarea de sembrar el mundo con la Palabra de Dios y de ofrecer a todos el alimento verdadero del cuerpo de Cristo. Cercana ya la Pascua, decidámonos sin miedos ni complejos a seguir a Jesús en su camino hacia la cruz. Aceptemos con paciencia y fe cualquier contrariedad o aflicción, con la convicción de que, en su resurrección, él ha derrotado el poder del mal que todo lo oscurece, y ha hecho amanecer un mundo nuevo, el mundo de Dios, de la luz, de la verdad y la alegría”.

Homilía completa

“El misterio de la encarnación, en el que Dios se hace cercano a nosotros, nos muestra también la dignidad incomparable de toda vida humana. Por eso, en su proyecto de amor, desde la creación, Dios ha encomendado a la familia fundada en el matrimonio la altísima misión de ser célula fundamental de la sociedad y verdadera Iglesia doméstica. Con esta certeza, ustedes, queridos esposos, han de ser, de modo especial para sus hijos, signo real y visible del amor de Cristo por la Iglesia. Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad, de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada”.

“Ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios”, finalizó el pontífice.

Tomado de actualidadyanalisis.blogspot.com

ACTUALIDAD:

 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...